La EDUTERNURA se basa en la Pedagogía de la Ternura, una orientación educativa que busca el desarrollo personal de niñas, niños, adolescentes y jóvenes, considerando sus sentimientos y promoviendo la ternura social.
La EDUTERNURA se justifica plenamente, debido a la importancia que tiene educar en base al amor, formando ciudadanos comprometidos con el bien social. Ciudadanos íntegros, que tengan amor propio y un desarrollo de la autoestima que las o los lleve hacia la superación personal, y a vivir su vida en plenitud.
Actualmente, muchas de las y los docentes siguen utilizando diferentes formas de maltrato hacia sus estudiantes, lo que dificulta directamente el desarrollo y dificulta la parte emocional y el aprendizaje de niñas y niños, implantando una cultura del miedo, uno de los factores principales que impide adquirir hábitos saludables en su desarrollo educativo.
Es fundamental el fortalecer la relación entre lo cognitivo y lo afectivo en la aplicación del proceso de aprendizaje para el éxito del proceso educativo.
Lo que busca la EDUTERNURA es contribuir de manera significativa a promover el crecimiento personal, la comunicación interpersonal, un carácter expresivo y comunicativo, la felicidad, la libertad, el respeto y cariño que de una manera sana basada en la igualdad fomente una formación integral.
El arte de educar con cariño, con sensibilidad, tolerancia, respeto y paciencia alimenta la autoestima, sanas heridas y supera los complejos de inferioridad o incapacidad de muchos niños y niñas, indica Villalobos (Revista Electrónica Educare 2014, p. 33). Hay que educarlos para que sean ciudadanos seguros capaces de enfrentar los obstáculos que se van presentando y sobre todo que para que esta actitud se repita en futuras generaciones no hay nada mejor que predicar con el ejemplo.
Así que otro de los pilares fundamentales de la EDUTERNURA tiene que ver con la posición de los adultos en el proceso educativo, una posición simétrica que parte desde que el aprendizaje y la colaboración en el proceso educativo son recíprocos.
Los adultos deben tener una actitud adecuada, con la que comprendan que los sentimientos de las y los estudiantes impulsan el desarrollo de la creatividad y la construcción de vivencias significativas.
Estos elementos en el proceso educativo permiten que las y los estudiantes se sientan acompañados, que el proceso educativo sea integral y que transcurra desde lo afectivo hasta lo cognitivo.