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¿Estoy siendo un buen modelo en la crianza de mis hijos?

Escrito por World Vision Bolivia | Apr 20, 2021 11:00:00 PM

Tal vez esa es una de las preguntas que te has hecho como padre de familia, durante la crianza de los hijos, para no repetir algunas experiencias traumáticas que te tocó vivir de niño con tu progenitor.

Quizá la responsabilidad no sea fácil, toda vez que no siempre estamos conscientes de la relevancia que tiene en nuestros hijos e hijas nuestras acciones y cómo éstas influenciarán en su formación personal, en su forma de pensar, actuar e interactuar con los demás.

Es posible que se nos presenten grandes obstáculos a sortear en la relación con nuestra familia, especialmente con la de nuestros hijos e hijas. Tal vez nos equivoquemos y pensemos que lo echamos todo a perder y nos dejemos llevar por una situación adversa.

Podemos pensar que cada situación crítica trae consigo una oportunidad, y tal vez nuestros errores pueden convertirse en una inmejorable circunstancia en la que podemos mejorar nuestra relación de crianza de los hijos, corrigiendo esos errores que hemos cometido.

Sabemos que los niños y niñas aprenden y adquieren hábitos y conductas siguiendo como modelo a sus padres, por tal razón que, dentro de la comunidad, se le ha asignado a la familia el rol más importante, el núcleo de la sociedad.

Pues es en el entorno familiar donde los niños y las niñas aprenden a reconocerse como persona, a relacionarse con su entorno y a aprender a discernir entre el bien y el mal.

Los hijos observan a
sus padres como si se
estuvieran mirando
en un espejo.

Desde que nacen y establecen sus primeros contactos con el mundo, especialmente los padres, empiezan a aprender siguiendo sus actos, escuchando sus palabras.

Es en la familia donde el niño y la niña se va forjando como el futuro adulto y el rol que desempeñará en la sociedad, es por eso que los padres tenemos gran responsabilidad en las decisiones que nuestros hijos tomarán durante su niñez y que tendrá serias repercusiones en su vida adulta.

De la manera cómo los padres interactuamos con nosotros mismos, con otras personas de la comunidad, con el prójimo y con Dios, estamos influyendo en la conducta y actitud que nuestra niñez asume en el presente y las repercusiones que tendrá a futuro y de la forma de pensar y actuar que pondrán a la práctica de adultos.

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Es por eso que las normas que pongamos dentro de la familia, no deben ser pensadas en ser aplicadas sólo para los niños y niñas; los padres de familia también debemos someternos a las mismas para convertirnos en modelos de ejemplo a seguir. Si nosotros mismos, como padres de familia, no podemos cumplir nuestras normas, nuestros hijos e hijas, tampoco.

De todas maneras, no debemos pensar que los niños y las niñas sólo aprenden dentro del entorno familiar para su vida futura, sino que también adquieren conocimientos y forman su personalidad a través de su interacción fuera del hogar, desde la guardería, kínder, escuela, el barrio y el entorno en el que se desenvolverán en el transcurso de vida con otros niños y niñas, asumiendo nuevos roles, como el de hermano, primo, amigo, alumno, entre otros.

Entonces si queremos ser los modelos a seguir para la crianza de nuestros hijos e hijas, primero debemos sanar nuestro corazón y particularmente en relación a nuestros padres, con los que tal vez aún tenemos que afrontar ciertas deudas que consideramos importante zanjar.

A través de ese proceso de sanación, con nosotros mismos y nuestros padres es que vamos a poder constituirnos en los padres que siempre quisimos para nosotros y en los que nuestros hijos e hijas esperan para ellos