Una separación permanente, temporal, o un divorcio, afectan la vida de las personas de una forma profunda, los profesionales en psicología comparan este tipo de sufrimiento al de la pérdida de un ser querido por muerte.
En el blog anterior te hablamos sobre a convivencia familiar para familias monoparentales y sobre cómo sobrellevar la nueva normalidad siendo madre soltera. En este blog, te contaremos cómo es posible el éxito para una familia monoparental (es decir, una que no está conformada por un padre y una madre sino solo por uno de ellos y sus hijos).
Ninguna persona decide iniciar un matrimonio con la idea de una separación o un divorcio previamente, sin embargo, existen algunas causas muy prácticas por las que la elección de la pareja no siempre es acertada. Entre ellas están:
Cuando no tomamos en cuenta puntos sencillos como los anteriores, es más que seguro que, una vez iniciada la vida marital, éstos van a surgir casi de forma inmediata. Los cursos prematrimoniales puede que muestren una alerta al respecto, sin embargo, las parejas por lo general lo ocultan porque los preparativos de la boda están casi listos.
Finalmente, luego de un año o algunos meses, estos síntomas son inminentes y las parejas se ven en una encrucijada que los obliga a tomar una decisión, ya sea unilateral o en pareja, “intentarlo nuevamente” analizando las raíces del problema (que son las menos) puesto que las personas ya están lastimadas. Intentarlo sólo por los hijos o separarse definitivamente.
Aunque no es lo que la mayor parte de las familias o los principios espirituales dictan, optar por la separación es una de las soluciones que puede dar a las parejas la oportunidad de replantearse su propia vida con más alternativas que la de permanecer en un matrimonio sólo por el "¿qué dirán?"
Cuando la separación o divorcio son un hecho, es absolutamente necesario vivir un luto, de ninguna forma es aconsejable que las personas ex parejas actúen como que nada sucedió, traten de ahogar sus penas en reuniones con amigos, fiestas, o peor aún, buscando una nueva pareja, suponiendo que el dicho popular de “un clavo saca otro clavo” no trae consecuencias funestas para la ex pareja, la nueva y la persona que comete el error.
Un tiempo de reflexión sobre lo sucedido, el apoyo moral de la familia, de un profesional será esencial, sobre todo para que los hijos que fueron procreados, puedan obtener también un apoyo para comprender lo que está sucediendo y, sobre todo, sus opciones para continuar.
Aunque para la mayoría de las personas, un divorcio o separación es sinónimo de fracaso, en realidad, es parte de la vida. Nuestra existencia está llena de “pruebas – errores” lo importante, cuando no se ha tenido la oportunidad de obtener una sólida formación en principios y valores es buscar intencionalmente esos valores y aplicarlos dentro de la situación de error. Es en ese momento cuando encontramos la definición de lo que podemos llamar al éxito en las familias mono parentales. Aquí algunas características:
Reinventarnos en la nueva realidad, recuperarnos del error es otra opción que nos llevará replantear nuestra vida, una acción que seguramente ya se inició cuando decidimos “cumplir” una agenda de trabajo y responsabilidades.
Dar prioridad a nuestros hijos es muy importante, junto con la búsqueda de tener un corazón sano, sin nosotros no nos sentimos bien o estamos tristes, difícilmente nuestros hijos van a ser capaces de rehacerse dentro de la situación, así que por nosotros mismo y por ellos, necesitamos buscar una salida, a través del perdón a nosotros mismo y a nuestros ex conyugues o ex parejas.
Buscar una buena relación con el padre o madre de nuestros hijos es una de las medidas más inteligentes, incluso, con la actual pareja, es posible que todavía se mantengan temas sin resolver en nuestra mente o corazón, pero eso también es parte del proceso.
Dejar de compararse es otra medida interesante, pues ya no formamos parte de la vida de la otra persona, quien ahora puede haber elegido a otra persona, quien, de ninguna forma es mejor ni peor que nosotros, pues ya no forma parte de ningún compromiso de vida. Por nuestros hijos, lo mejor será llevar una relación basada en la responsabilidad y el amor a los hijos, quienes son los principales afectados dentro de la separación.
Finalmente, volver a empezar no sólo es una opción de vida, sino una obligación, no sólo por los hijos, sino por nosotros mismos, no podemos hacer nada respecto al pasado, pero sí podemos hacer todo respecto al presente, que deberá caracterizarse por el perdón y auto comprensión, valores que ayudarán a nuestros hijos a enfrentar de forma positiva los errores de la vida, por más grandes que sean. De esa forma, podemos convertir grandes fracasos en lecciones de vida ejemplares.