Un niño o niña sufre violencia por negligencia principalmente por la falta de cuidados adecuados de parte del padre, madre o de las personas responsables de la atención de la niñez.
La negligencia está estrechamente vinculada a la vulneración del derecho a la familia que todo niño y niña tiene, relacionada también a la educación, protección y cuidado.
Según el Informe Alternativo sobre los Derechos de la Niñez en Bolivia “Escuchen Nuestra Voz 2020”, establece que el 20% de niños y niñas vive sólo con su madre; el 5% vive con sus abuelos, tíos u otro familiar y el 1% vive con su familia.
Si consideramos que la familia, como núcleo de la sociedad, tiene gran importancia para el cuidado y protección de la niñez y más de 25% manifiesta vivir en un entorno caracterizado por una familia monoparental o vivir fuera del seno familiar, es decir, que carecen de factores primordiales que ofrece el entorno familiar: protección, sentimiento de seguridad, salud, educación y amor, entre otros.
Crecer en familia ayuda al niño y niña en su felicidad y desarrollo, enseñanza acerca del respeto y confianza.
La ausencia de alguno de estos factores en el desarrollo de la vida de la niñez dentro de la familia es reconocida como negligencia.
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A continuación, te presentamos ocho signos y síntomas que te ayudarán a identificar si un niño sufre por negligencia.
El niño y niña regularmente falta a la escuela o tiene rezago escolar por falta de apoyo en la casa, lo que se ve reflejado principalmente por el abandono de la escuela. 2% de los niños no asistían a la escuela y 14,42% se sienten inseguros allí.
Muchas veces las personas al cuidado de los niños y niñas descuidan a sus hijos e hijas, por diferentes factores, como problemas maritales o económicos que hacen que los niños no se sientan seguros ni en sus casas. Esto puede derivar en la mendicidad o en casos extremos, recurren al hurto o robo. El 19,18% de los menores se sienten inseguros en sus propias casas.
Se produce descuido infantil cuando no se satisfacen las necesidades básicas del infante, como la proporción básica de alimentos propios para su crecimiento y desarrollo en un entorno feliz.
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También puede incluir el abandono o la falta de supervisión del niño. Asimismo la falta de atención médica, como no dar al niño o niña las vacunas o tratamientos necesarios, o administrarle una dosis de medicamento equivocada. Muy vinculado al punto cinco, 26,76% de los niños no acuden a centros de salud cuando están mal por alguna dolencia
La falta de cuidado dental o vacunas son un elemento recurrente dentro de las experiencias traumáticas por la que algunos niños y niñas deben atravesar cuando están bajo el cuidado de personas ajenas a su familia o incluso en el mismo entorno familiar.
Otras de las formas frecuentes de violencia por negligencia es el descuido y falta de cuidado en la vestimenta de los niños y niñas que regularmente visten ropas desgastadas o con falta de limpieza. Esto no está necesariamente asociado al factor económico.
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Los niños y niñas que han experimentado una relación emocional basada en la violencia intrafamiliar sufren trastornos en su desarrollo emocional y físico, especialmente por la falta de ingesta de alimentos básicos para su desarrollo.
Diferentes factores de violencia a las que ha estado expuesto el niño o niña hacen que perciban temor en su entorno cercano, comunidad o barrio, experimentando temor ante personas extrañas. El 28% de los niños se sienten inseguros en su barrio/comunidad
Estos pueden ser indicios claros de que un niño, niña o adolescente está sufriendo violencia por algún tipo de negligencia. El entorno familiar debe brindar aspectos básicos para que pueda crecer sana y dignamente. Este es el camino más importante para que el día de mañana se transformen en adultos que sean un aporte para la sociedad.