Acompañar a nuestros hijos es una responsabilidad  para toda la vida, en cada etapa adquirimos compromisos importantes que hacen nuestra presencia primordial para ellos, entonces esa responsabilidad debe ser consciente y reflexiva,  porque acompañar es  guiar, tener la capacidad  reflexionar de manera conjunta, de afirmar,  para ello es necesario la   cercanía que se expresa  en estar presente con los   sentidos  que  requiere: cuidado, atención, anticipación, protección, escucha y respeto.

Sin embargo, ese acompañar también implica establecer una distancia que permita a  nuestros hijos caminar solos, desarrollar sus habilidades, sentirse libres y responsables de sus decisiones y elecciones y sientan que tienen en nosotros el apoyo y compañía cuando lo necesiten, de esta forma, los protegemos al hacerlos independientes y seguros al mismo tiempo, mostrando confianza en todas las etapas.

Acompañemos compartiendo con ellos nuestro tiempo y experiencias, respondiendo  sus preguntas e estimulando su creatividad, busquemos  momentos exclusivos con ellos donde los celulares o la televisión no interrumpan, que tengan su propio espacio, intimidad y momentos de estar solos. Protégelos acompañándolos con ternura y al mismo tiempo con distancia.