Laura se encontraba en una situación de alta vulnerabilidad, en un entorno familiar complicado y situaciones de abuso y violencia, cuando ingresó al Programa Los Chacos de World Vision Bolivia, a la edad de 8 años.

El trabajo de World Vision, a través del programa de patrocinio infantil en su barrio, le abrió las puertas a talleres y capacitaciones a los que de otra forma no hubiese podido acceder y que le permitieron superar y sanar situaciones de abuso que había vivido en su hogar.

Laura vivía en un barrio sub-urbano de Santa Cruz de la Sierra, una zona con varias carencias y problemas. La dificultad del acceso a la educación y a la salud eran especialmente relevantes.

La escuela de la zona era muy precaria, no existían espacios recreacionales y el único centro de salud era antiguo y no contaba con las condiciones para un servicio de calidad. Sin embargo, su comunidad pudo ver un antes y un después de la intervención

de World Vision.

Con todo, el verdadero cambio fue en las personas; se empoderó a las madres de la zona con capacitaciones que hoy en día les permite ser mujeres emprendedoras y con negocios propios; se facilitó herramientas de orientación a la niñez vulnerable para enfrentar las difíciles situaciones económicas en las que crecieron, y que hoy les ayudó a convertirse en profesionales, “World Vision logró realmente un desarrollo transformador y una comunidad empoderada”, destaca Laura, cuya vida fue transformada como resultado del ese trabajo de la ONG.

“Gracias a World Visión, pude tener resiliencia”, recuerda Laura que encontró en los proyectos de World Vision el refugio a sus aflicciones, especialmente formando parte del coro Fruentes de Amor al que asistía con otros niños y niñas víctimas de diferentes tipos de violencia.

“El coro fue lo más bonito, para mí hablar del coro es cómo hablar de otra dimensión”, relata Laura que encontró el refugio para aliviar las heridas del corazón junto a otros niños. “Íbamos todas las tardes, grabamos dos discos y fuimos sanando a través del Señor”, acota.

A sus 9 años de edad, Laura se unió a la red de niños y niñas y a sus 13 años ingresó a la red de adolescentes, donde formó parte del grupo Jóvenes Vigilantes de la Salud. “Me ayudó a crecer en plenitud, con muchas oportunidades de aprender y desarrollarme, explorar mis capacidades y habilidades a través de todas las capacitaciones”.

Cómo parte de las redes y el grupo de jóvenes, Laura pudo aprender sobre salud reproductiva y hacer un plan de vida orientado al servicio el prójimo, como réplica de todo lo aprendido a las redes de World visión.

“El Plan de Vida fue súper importante para mí, para poder llegar adonde estoy” Dentro de su plan de vida, Laura quería ingresar a la universidad, estudiar y trabajar para servir a otros. “Recuerdo un día que fuimos a cantar a la universidad con el coro y uno de los técnicos me preguntó si sabía dónde estábamos, le respondí que no y me dijo, ‘esta es la Universidad Gabriel René Moreno, este es tu plan de vida’”.

A través de todo este proceso de crecimiento, para Laura fue muy importante la participación de sus padres en el Programa, pues de esta manera la impulsaron y

ayudaron a crecer para convertirse en la lideresa que es hoy. “Mi madre, Margoth es una mujer ejemplar que también creció como persona, pudo descubrir sus habilidades y aprendió en las capacitaciones del Programa de Área Los Chacos y así trabajó para sacarme adelante.

También a mi padre, José, que a través de las capacitaciones creció en su vida espiritual y juntos hicieron de mí lo que soy y me dieron todas las oportunidades.” Oportunidades que la adversidad le quiso arrebatar y a la postre pudo recuperar con el soporte de su familia y técnicos de World Vision.

Al salir del colegio, Laura ingresó a la universidad y estudió Ciencias Educativas, pero no fue un proceso fácil, debido a la difícil situación económica de su familia, tuvo que trabajar durante su carrera para sustentarse. Al salir, logró cumplir otro objetivo; entrar a trabajar como profesora en el colegio del que se graduó. Para ella, ser profesora era importante porque así podría impactar en la vida de otros niños y niñas.

Pero aún faltaba alcanzar uno de sus más grandes aspiraciones para poder velar por los más vulnerables al lado de la ONG que le abrió las puertas para superar la adversidad y convertirse en la profesional y lideresa que es hoy.

“Uno de mis grandes sueños era poder trabajar en World Vision Bolivia con los niños; ya que siempre admiré el trabajo de los técnicos y todo lo que ellos hacían por nosotros”. Para Laura, el Patrocinio infantil puede reescribir la historia de muchos niños, en especial de los más vulnerables, gracias a los talleres y capacitaciones, se pueden ampliar sus conocimientos y empoderarlos.

Actualmente, Laura es Técnico Integral de Salud en el Programa de Área Patujú de World Vision, posición en la que ve las necesidades y puede realmente acercarse a los niños y niñas de las comunidades. Para ella la posición en la que se encuentra

ahora es muy importante porque le permite dar más de lo que recibió y permitir a otros, que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad, seguir adelante al igual que

ella. “Yo asumo los casos de violencia porque me identifico” remarca.

“Me gusta saber que ellas se pueden sentir identificadas conmigo y sepan que no son las únicas, que puedan ver algo bueno en mí”, concluye Laura que trabaja para ayudar a las víctimas a superar las adversidades, así como ella supo hacerlo desde niña.