Somos seres de paz
Vivimos en un contexto cada día más violento que incide en el crecimiento y desarrollo de nuestras hijas e hijos, este comportamiento tiene graves consecuencias a la salud mental y física, actitudes violentas generan más violencia.
Estudios demuestran que no nacemos siendo violentos, no es un componente intrínseco de nuestra condición como seres humanos, hay esperanza y nuestra propuesta es combatir con ternura toda violencia.
La paz habita en nosotros y reencontrarla es un ejercicio diario que se basa en la práctica de la espiritualidad; si en nuestro interior hay rencor falta de perdón, resentimiento; estas emociones saldrán al exterior y se trasmitirán a través de actos violentos aunque seamos conscientes que no es correcto.
La ternura nos permite sanar nuestro interior, a través de un encuentro con el niño interior que llevamos dentro, para que nuestras acciones conscientes e inconscientes reflejen esa paz aun en momentos complicados.