5 valores para la crianza con ternura de niñas y niños

La mamá de Carla, una niña de 8 años y de Marco de 4, trabaja, pero por la cuarentena no está saliendo de casa a trabajar, asumiendo casi todas las responsabilidades de su hogar, mientras su esposo sale de casa muy temprano y regresa al terminar el día.

Un día mientras cocina, Marco empieza a llorar porque se cayó jugando con su hermana, Carla trata de explicar a su madre que lo que pasó fue un accidente, pero ella no la escucha y reacciona gritándole y echándole la culpa de lo que pasó. Situaciones similares pasan con relativa frecuencia, lo que hace que Carla ya no quiera jugar con su hermano y deje de hablarle a su mamá de las cosas que piensa y siente.

¿Le ha pasado algo similar? ¿Se imagina reaccionando de esa manera? ¿Alguna vez usted fue tratado de esa manera, cuando era niño o niña?

La presión de la situación en la que vivimos genera mucho estrés y eso muchas veces hace que podamos reaccionar lastimando física o psicológicamente a nuestro hijos o hijas. La crianza con ternura es un desafío, pero es un desafío que vale la pena, porque es sostenible, duradero y positivo.

Sabemos muy bien cómo castigar a nuestros hijos, disciplinarlos con palabras fuertes o castigos físicos para que sean obedientes y hagan lo que les decimos. Pero no siempre sabemos cómo ser cariñosos y tiernos en nuestras relaciones con ellos.

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Esto debe preocuparnos. Muchas investigaciones científicas nos muestran que una crianza con violencia genera altas probabilidades de que esos niños y niñas crezcan como personas hostiles, inseguras, dependientes o con problemas de aprendizaje. Al crecer con violencia también aprenden a ser violentos.

¿Realmente es el camino que queremos seguir? Quizás consigamos un resultado inmediato de obediencia, ¿Pero es esa la relación que queremos cultivar con nuestras hijas e hijos a largo plazo?

En este artículo, proponemos la Crianza con Ternura como estrategia para abordar esta problemática que afecta a muchas familias, como una alternativa de crianza que no usa los gritos, tratos humillantes, o golpes como recursos de crianza.

La Crianza con Ternura busca un cambio cultural para superar la violencia con amor, interrumpiendo la transmisión intergeneracional de la violencia.

En los siguientes días te seguiremos compartiendo información útil para seguir construyendo el camino de la Crianza con Ternura. 

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Los Valores de la Crianza con Ternura

La Crianza con Ternura es una forma de cuidar y acompañar el desarrollo de las niñas y niños con una disposición y una práctica permanentemente tiernas, en todo momento, en todo lugar y en toda interacción y encuentro con ellos. Para ello, siempre debemos tener presente los valores de la Crianza con Ternura:

Cercanía, constancia, confianza, reciprocidad y empatía son los cinco valores de las relaciones que hacen posible la Crianza con Ternura. Le invitamos a que se detenga un momento para revisar la calidad de relaciones que cultiva con sus hijos e hijas.

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La cercanía afectiva

La proximidad además de física es también afectiva. Es la cercanía que logra que los ojos compasivos de la persona responsable de criar alcance a mirar el corazón de su hija e hijo. La cercanía permite a su hija e hijo sentir la proximidad de la mano cuidadora que los levanta cuando se caen o que los reorienta cuando se equivocan.

¿Qué tan cercanos somos de nuestros hijos e hijas?

La constancia

La presencia significativa, dignificante y cercana de la persona adulta responsable del cuidado reafirma en el corazón de su hijo o hija, la certeza que pueden contar con su apoyo.

En este sentido, las relaciones de Crianza con Ternura no son frívolas y relegadas a los cortos “tiempos de calidad”, sino que requieren que la persona adulta a cargo del cuidado priorice y reafirme cotidianamente su presencia significativa, demorada y cercana en la vida de su hijo o hija

¿Cuán constantes somos con nuestros hijos o hijas?

La confianza

Cuando las relaciones son cercanas y constantes, además de dignificantes, sus hijos o hijas aprenden a predecir con seguridad la postura de la persona adulta a cargo del cuidado frente a ellos. Eso genera confianza, o sea un vínculo seguro que se construye desde la experiencia del amor infalible.

¿Cuánta confianza existe en las relaciones que construyo con mis hijos e hijas?

La reciprocidad

Estar atento a los esfuerzos que su hijo o hija hacen para contribuir a la persona adulta que les cuida y acompaña. La reciprocidad es posible cuando la persona adulta a cargo del cuidado también reconoce que su hija o hijo pueden hacer un aporte importante a su vida. Sin embargo, la reciprocidad requiere que el niño, la niña y la persona a cargo del cuidado interactúen libres de manipulaciones de poder, para regular su comportamiento.

¿Cuánto he permitido que los niños y niñas aporten a mi crecimiento personal?

La empatía

Abre la posibilidad para la conducta compasiva, tanto por parte del niño y la niña como por parte del adulto cuidador. La empatía es lo que habilita a la persona a cargo del cuidado a sentir las emociones de su hija o hijo y desde ahí calmar sus miedos, consolar su dolor y celebrar su alegría.

Hoy sabemos que la empatía sólo es posible cuando la persona responsable del cuidado está cerca y toma el tiempo para mirar serenamente el rostro de su hijo o hija y dejarse invadir por su historia y sentimientos, y luego responder a ellos desde una postura amorosa y justa.

¿Cuán sensible soy a las situaciones difíciles que enfrentan mis hijos e hijas?

Si necesita apoyo, cuente con World Vision para para ayudarle a cultivar relaciones de ternura con sus hijos e hijas. 

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Habilidades de la Crianza Con Ternura

Para llegar a Criar con Ternura debemos aprender seis habilidades básicas:

Aprender a Escuchar con Ternura; Escuchar a nuestras hijas e hijos dentro de un proceso de aceptación y amor, nos da la capacidad de aprender a recibir, cuidar, entender y oír.

Escucharé tus ideas atentamente sin descalificarlas.

Aprender a Decir con Ternura; Decir lo necesario y de forma adecuada en los procesos de crianza con ternura. Hablar requiere buscar y pensar las palabras con cuidado

Te hablaré con respeto y humildad , usando palabras que tú puedas entender.

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Aprender a Acariciar con Ternura – Entrar en contacto físico con nuestras hijas e hijos aprendiendo el poder de las manos y de la caricia como un regalo poderoso para poder afirmar sus vidas.

Te voy a abrazar con fuerza no solo cuando estés triste sino también cuando estés feliz.

Aprender a Acompañar con Ternura- Acompañar a nuestras hijas e hijos es establecer una cercanía que implica cuidado, atención, anticipación, protección, escucha y respeto.

Apoyaré tus planes y proyectos y si veo que puedes mejorar te lo diré con respeto y ternura.

Aprender a Sentir con Ternura - Sentir nuestras hijas e hijos es el camino para adquirir la capacidad de consolarlos cuando enfrenten situaciones difíciles o, bien, celebrar con ellas y ellos sus logros.

Sentiré lo que sientes y estaré atento o atenta a tus reacciones, respuestas, a tus enojos y alegrías.

Aprender a Actuar con Ternura – Actuar es mirar con comprensión; es acompañar y buscar alternativas que nuestras hijas e hijos puedan seguir adelante.

Apoyaré tus necesidades cada día para protegerte.