Wendy fue parte del Programa Los Chacos, de World Vision Bolivia, un programa que se instaló en la zona periurbana de la ciudad de Santa Cruz. Participó cómo niña registrada alrededor de 15 años, fue inscrita a los 5 años hasta sus 23.

Para ella, el Patrocinio es una oportunidad de aprender y desarrollar habilidades a través de las diferentes actividades que cada proyecto lleva a cabo; una oportunidad de crecer en conocimientos, que no todos los niños y niñas de su entorno tenían.

“Mis patrocinadores eran una pareja; se llamaban Holger y Corinna”, recuerda ella. La primera carta que recibió de ellos fue muy emocionante e inició un intercambio en el que ella les enviaba fotos y manualidades y eran respondidas con misivas y obsequios. La comunicación y el cariño que Wendy recibía, le permitieron descubrir nuevos talentos y participar con más emoción de las actividades. “Hasta hoy, conservo tres cartas, fotos y un folder con un pequeño diario y una agenda” cuenta.

Ser parte de World Vision durante su infancia le permitió descubrir talentos y habilidades, como cantar y actuar, de las que no era consciente hasta entonces y tuvo también la oportunidad de capacitarse en distintos temas, formar parte de grupos de niños y adolescentes donde compartió conocimientos y experiencias.

Otras historias transformadoras de World Vision Bolivia.

Para Wendy, World Vision da la oportunidad de desarrollarse y aprender, “lo que más me gustaba era las cartas que me llegaban de mis patrocinadores, e ir a los talleres que brindaban los proyectos, porque conocí muchos amigos con quienes hasta hoy en día seguimos en contacto”.

La joven quien fuera patrocinada, primero fue parte de la red de niños y niñas, adonde llegó a ser parte de la directiva, luego entró a la red de adolescentes donde formó parte de los Jóvenes Promotores de Justicia y de la red de Jóvenes Vigilantes de Salud que era parte del proyecto de salud, en el cual, ella fue capacitada en diferentes temas de salud y planificación familiar que replicó a otros adolescentes y jóvenes de diferentes barrios y colegios.

“Recuerdo cuando nos reuníamos alrededor de 15 jóvenes, para ensayar un teatro que tenía como temática la salud sexual y reproductiva y VIH SIDA, me encantaba porque aparte de educativo, era divertido. Disfrutábamos de lo que hacíamos e incluso compusimos un tema tipo rap que hablaba de la prevención del VIH.”

Al pasar los años, Wendy dejó de ser una niña registrada, pero siguió participando en el programa como guía de patrocinio de su barrio. Su trabajo en las redes y grupos juveniles la inspiró para seguir una carrera como personal de salud y decidió estudiar fisioterapia y kinesiología.

Para Wendy, haber sido parte del programa y haber estado en todos los talleres y capacitaciones, le abrió las perspectivas sobre lo que quería hacer, “me dieron muchas oportunidades, a las que muchos no pueden acceder”.

Actualmente, Wendy trabaja en World Vision como técnico de salud en el programa Pailón de World Vision Bolivia. Para ella fue un sueño de la adolescencia poder entrar a la institución como trabajadora y lograr un impacto positivo en la vida de niños y niñas.

“Una facilitadora del programa donde yo estaba nos dijo algo que recuerdo muy bien, ´algún día ustedes van estarán en nuestros lugares y eso será lo más bonito, ver a nuestros niños empoderándose en nuestra institución´”. Hoy en día, Wendy puede decir que logró cumplir ese sueño, “el ser parte de la institución, ahora me permite ser mediadora para llevar esa ayuda a los niños de las comunidades, ver en sus rostros su sonrisa y alegría, cómo ellos dicen World Vision está llegando a la comunidad, es la satisfacción más grande que llena mi corazón”.